Esta pequeña y curiosa capilla, con forma de baldaquino, acoge en su interior un cruceiro y un peto de ánimas, fechados entre el siglo XVI-XVIII. Tres de los laterales están abiertos y protegidos por una cancilla de hierro que nos permite ver el interior. En la base del cruceiro se observa una inscripción dedicada a Santa María, mientras que, en el varal, de base hexagonal, vemos diversos elementos pintados, alegóricos de la pasión de Cristo. El capitel, que también conserva restos de policromía, está decorado con hojas superpuestas sobre las que se sitúan un Cristo crucificado, con una imagen la Virgen con el Niño en el otro lado.
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